Un vestido de gala siempre tiene que impactar, dejando a la vista lo que es, sellando una impronta en su aparición, deslumbrando con la majestuosidad y elegancia propia que requiere una gala.
Si hablamos del color podemos decir que va a depender de la estación del año, del físico de la agraciada o del momento del día.
En los colores que se pueden elegir para el vestido, se puede tener en cuenta los que jueguen o combinen con el color de la piel, para dar claridad y crear un buen clima en la cena.
De acuerdo al gusto personal, en las cenas se debe tener muy en cuenta el color rojo, ya que puede transmitir un sentimiento de pasión. El negro puede crear un buen clima en un lugar iluminado y grande.
Si hablamos de la tela, obviamente debería desplegar calidad y elegancia por sobre todas las cosas. Además debemos darle mucha importancia a la textura: sin ella estaríamos faltando a lo más básico que requiere esta ocasión: con una textura en demasía caeríamos en lo grotesco, perdiendo en ese momento el nivel de delicadeza que este vestido reclama.
El vestido de gala será un conjunto de opiniones exquisitas, que nos llevará directo al éxito rotundo de la ocasión glamorosa que la requiera.